SAHARA

SAHARA, la extensión árida más grande del mundo. ¿Cómo puede ser, que me haya hecho sentir tanto? Cómo es posible que un lugar donde no hay nada ni de nada, me deje tanta huella?

El verano pasado, volviendo de la costa de Marruecos, dije: “Yo vuelvo a este país pero fijo! Quiero cruzar el Atlas, llegar al desierto y dormir en el Sahara” … Lo que yo no sabía era que este deseo iba a “habitar en mi cabeza” durante todo el año. Todo el invierno contando los días que faltaban para que llegase el mes de vacaciones. Cuando deseo algo desde el corazón y con tanta intensidad que se convierte en necesidad, obedezco. El corazón manda, siempre.

Además, mano a mano, conmigo misma. Bueno, a Marruecos una mujer sola del todo, no es buena idea. He de decir que a mi siempre me han tratado de maravilla, pero en las grandes ciudades hay de todo, y si añadimos “la necesidad” pues… Ir sola era arriesgado. Ahora, es diferente. Ahora me iría sola con los ojos cerrados. Ahora tengo casa en Marruecos para cuando quiera.

Decidí hacer un tour, Marrakech – Sahara, en 4 x 4, con un grupo reducido de personas. Qué suerte he tenido colegas! Toni y Bea (Barcelona), Ivan y Noyomi (Toledo), Rachid (Agadir) y por supuesto Moubarak, nuestro chofer. Él es beréber, vive en el desierto. Moubarak ha sido el gran descubrimiento del 2017. Crack no, algo superior! El loco de Marrucos. Me decía que él era el loco de su país y yo la loca del mío. Me encantaban eso de él. También nos decía que en esta vida, hay que estar loco, todo el día. Jugar, reír, “cantare y bailare toda la vidaaaaa…” jajaja! Esto íbamos cantando en el coche,… Menos mal que he tenido respuesta en el grupo, porque sinooooo… puf! A todos, os llevo conmigo para siempre.

Es un viaje duro físicamente, y moralmente. Mucho de lo que ves, te remueve, pero a la vez todo te llena tanto… Hasta la fecha, esta ha sido la mejor experiencia que he vivido, sin duda.

Hemos cruzado el Atlas, hemos atravesado inmensos valle, oasis, antiguas Kasbash y pueblos construidos en adobe. Hemos llegado hasta el desierto, hemos dormido en el Sahara, a la intemperie, cubiertos de un denso manto de estrellas, tan denso, que te despertabas en mitad de la noche y yo pensaba…”creo que jamás volveré a estar tan cerca de ti”, tan cerca, que levantabas el brazo a tocabas el cielo. Una belleza bestial! No duermes, pero no importa.

Hemos visto anochecer, pero también amanecer. No sé con cual me quedo. Hemos visto salir el sol en las dunas más altas del Sáhara marroquí. Dunas a las que cuando empiezas a subir, a 30 grados a las 5.00 de la mañana, sin haber pegado ojo, con un dolor de cabeza que nos tenían machacados, sin desayunar, y completamente a oscuras, dices “más vale que merezca la pena”. Y mientras vas pensando en “cuándo llegaré”, notas que se va haciendo la luz, que un nuevo día asoma por tu espalda. Y cuando llegas y te das la vuelta, te paras, observas, tu cabeza recibe una descarga eléctrica que hace que el corazón empiece a bombear a 3000 por hora. Todo el malestar anterior desaparece, te pellizcas a ti mismo y echándote las manos a la cabeza, dices “SI ESTO ES REAL, QUE SE PARE EL TIEMPO, POR FAVOR! ME QUIERO QUEDAR AQUI! ”…. Un inmenso mar de arena a tus pies, EL MUNDO ENTERO, A TUS PIES … Emociona …

Por este motivo he tardado tanto en escribir este post. Se me inundan los ojo …

Y luego, que nunca había viajado así, 4 días, 24 horas al día, con 6 personas desconocidas, pasando penurias mientras paseas por el paraíso. Compartes tanto en tan poco tiempo! Lo compartes todo. Compartes lo que más vale en este mundo, las horas, los minutos y los segundos. Compartes el agua, la generosidad, la humanidad. Compartes el no dormir, los dichosos dolores de cabeza, el ibuprofeno, dosificandolo como si no hubiese un mañana. Tantas conversaciones, tantas risas, tantas canciones… Hemos intercambiado culturas, opiniones, hemos creado una familia Hispano-Bereber, y eso, vale mucho. Hemos planeado una boda bereber entre Toni y Bea, que están prometidos, pero sin fecha de boda. Lo hemos calculado todo, hasta la bebida! Hemos conseguido Kalimotxo, sí! La necesidad agudiza el ingenio dicen.