Miss Clov

31 agosto, 2021 2023-10-22 18:45
Sobre mí

Mi madre era modista.

De pequeños nos hacía la ropa a los tres y en mi caso hasta bien pasada la adolescencia. «Ama, quiero hacerme esto, así y asao …”, y me lo hacía.

Con el tiempo tuvo que dejar de coser y la verdad es que ahí pasé por una mala racha. Íbamos de compras y no me gustaba nada de lo que veía. Todavía recuerdo el primer Zara que abrieron en Donostia. La gente allí como loca con la novedad. Mi madre venga a enseñarme cosas y yo de brazos cruzados, enfadada con el mundo. No me gustaba nada.

Entonces, inconscientemente, recurrí al poder de combinar, a hacerme mis mezclas, a reinventar looks con prendas que ya tenía. No es correcto que yo lo diga, pero mal no se me daba, y yo era feliz así, más que comprándome.

En mi casa siempre he sido “la shopper” de la familia. Siempre me han animado a que abriese un blog, que hiciese algo con esa supuesta «habilidad» que tenía, por llamarlo de alguna manera.

De hecho, me encanta ayudar a la gente a vestirse, y más cuando no saben qué ponerse o qué tienen que comprar. Disfruto asesorando, es pasión pura y dura.

Me encanta el tú a tú, el trato personal con personas que no saben y que para ellas es una tortura china el tener que vestirse todos los días para ir a trabajar.

Pero lo más reconfortante es el resultado: saber que has podido ayudarles y que se van felices.

Eso no tiene precio.

Total, que el último año de vida de mi madre, decidí sacarme el título de Personal Shopper y Asesoramiento de Imagen. Ese fue mi primer título.

Me enganché tanto al curso que lo devoré. Fueron 6 meses de formación y luego 3 meses de prácticas en Pedro del Hierro, en Donosti.

Me lo saqué a escondidas de mi familia. Quise darles una sorpresa, con título en mano, pero a mi madre se lo tuve que decir. Llevaba ya casi cuatro años enferma de cáncer y veía que no lo iba a poder ver, así que se lo dije, creo que en el mejor de los momentos.

Fueron pocas las noches de hospital, pero se hacían bastante más llevaderas. Yo le leía al oído, en voz baja, y ella con los ojos cerrados asentía. Compartimos una pasión común, inculcada en mí por ella, durante los últimos días de su vida. A mi parecer, bonita despedida.

En junio de 2012 mi madre falleció. Maite Calvo se llamaba.

A los dos años de morir, me hice un tatuaje donde más duele, en las costillas del lado izquierdo y cerca del corazón. Me tatué un corazón con sus iniciales dentro, las mismas iniciales que ella llevaba en un sello de oro que heredé tras su muerte. M.C.

Y fíjate cómo son las cosas, que al tiempo es cuando decidí crear un lugar sagrado. Un lugar que surge de ella, de la necesidad de conectar, de mantenerle viva: Miss Clov Asesoría de Imagen.

Había llegado el momento.

Este proyecto surge del tremendo vacío que nos dejó una madre valiente y luchadora como la que más, que nos enseñó a luchar, a caer y aún con heridas a levantarnos. Y eso es lo que he hecho.

Se ha tenido que morir mi madre para que este proyecto exista. Pero una vez aprendí en un curso, que cuando un nombre, un título o un proyecto tiene una historia detrás, hay contarla.

Reconozco que soy muy pelma, porque yo no me canso de contarlo, pero es tal el orgullo que siento, que creo que esta historia merece estar aquí, en la primera página de este proyecto (www.missclov.con/el-logo/).

Mi visión sobre la moda no es la común. Soy de las que piensa que la vida no va de marcas, ni de tendencias, ni de cánones de belleza. La moda tampoco.

La moda va de tener un sello, una identidad, estilo propio. Va de sentirse bien y seguro con uno mismo. Va de expresar hacía afuera lo que somos por dentro.

Ya te puedes comprar el vestido más caro de Chanel, que si no sabes cómo ponértelo o no te favorece, te mirarás al espejo y tu sentimiento será el mismo que con cualquier otro.

Y ya termino. Quiero que sepas que para cualquier duda sobre el vestir que necesites resolver, aquí me tienes. Estaré encantada de escucharte y te aseguro que haré lo imposible para poder ayudarte.

Pero no olvides nunca una cosa: la ropa es material, es inerte, no tiene vida.
La vida la pones tú.

Si has llegado hasta aquí, mil gracias. Un abrazo.

Rebeca Valdivia