No voy a ser yo la que te juzgue querido 2020, no suelo hacer lo que no me gusta que me hagan. Además, tú no tienes la culpa de nada y no hacemos más que ensuciar tu bonito nombre.

Prometías. Entraste por la puerta grande y en general, nos caías bien a todos. Eras guapo, bonito, proporcionado, simpático, … irradiabas luz.

Pero de repente llegó él, oscureciéndolo todo y paralizando el mundo con su puta prepotencia. Inició una batalla campal creyendo que podríamos derruirle, pero no fue así. Arrasó con todo y con todos y ahora, gracias a tí querido 2020, empiezo a comprender que él ha venido para quedarse.

No te voy ni a maldecir ni a bendecir. No quiero que te quedes pero tampoco que te vayas. No te odio, porque odiar me hace daño, pero tampoco pasarás a ser el año de mi vida, o igual sí, no lo sé.

Lo que sí voy a hacer es darte las gracias, querido 2020. Gracias, sí …

Gracias por enseñarme tanto. Gracias por hacerme sentir cosas que no sabía ni que se podían sentir y gracias por dotarme del poder de gestionar mis sentimientos. Gracias por enseñarme a valorar más lo que tengo y a los que tengo, que sé de sobra que es mucho.

Gracias por hacerme sentir que soy afortunada por tener un balcón. Gracias por hacerme sentir inmensamente afortunada por tener un trabajo que me permite tener y hacer todo lo que hago, pero gracias también por hacerme ver que no quiero volver a lo de antes, porque lo de antes es lo que nos ha llevado a esto, y sólo nosotros tenemos la culpa. Ahora te culpamos a ti y creo que no te lo mereces.

Gracias por ponerme a prueba 2020. Este año me he demostrado a mi misma que, aún en tiempos de guerra, puedo sola.

Gracias también por enseñarme a hacer mascarillas, pajaritas, galletas de avena, …

Gracias por darme algo de tiempo

para estar conmigo. Valoro más la calidad que la cantidad y gracias a tí 2020, he comprobado lo mucho que me quiero.

Gracias por advertirme que la herida que yo creía ya cicatrizada, sigue ahí, y que para eso no hay antídoto. Me has hecho mirar al cielo más veces que nunca, pero te diré una cosa 2020: estate tranquilo, el peor año de mi vida no has sido tú.

Pero no me voy a despedir sin dedicarte a ti unas palabritas puto Covid, porque mira, algo también me has enseñado. Das miedo, pero me considero valiente. ¿Sabes lo que dice el escudo de mi apellido, Valdivia? «La muerte menos temida da más vida».

Mi vida no la vas a paralizar. Tiene que venir 100.000.000 de bichos como tú para que puedas conmigo.

Ya he asimilado que no te vas a ir así qué día tras día aprendo a torearte, a ser indiferente contigo. Siempre se me ha dado muy bien ser indiferente, sabes por qué? Porque odiar me hace daño, y sería darte demasiado protagonismo. Así que tú ahí, y yo aquí.

Esto no quiere decir que no vaya a terminar el año mandándote a topar por el culo, sabes, no? Tenía estas fotitos guardadas para un momento especial y mira tú por donde, van a ser para tí. ¡Quién me lo iba a decir!

FUCK YOU COVID-19. Estoy preparada para el segundo round. ¡Te iras pero de aburrimiento!

Y a tí, si has llegado hasta aquí, te deseo SALUD y AMOR a millones. Con eso estaremos preparados para todo. FELIZ AÑO NUEVO!

Pic by Iker Olano